Los reclamos por Brasil no se reducen solamente a una tarifa pública del transporte ni a los sueldos de los profesores, el mar de fondo va más allá de tales problemas, se sitúa en la esencia misma de un relato de nunca acabar dentro de un modelo que nunca llega.
De alguna manera parte de la población brasilera está harta de las gastadas promesas que dicen sobre un futuro promisorio que algún día llegará, cansada de ver que propios y extraños ponderan cifras y estadísticas sobre el potencial de la nación mientras en los hospitales públicos se apilan pobres enfermos o heridos en los pasillos del nosocomio, fastidiada de una educación pública que no sirve para nada, y así una larga lista de quejas de un "sistema" perverso, donde la injusticia siempre está y estuvo presente a igual que el institucionalizado cohecho.
No hace mucho se lanzó un grito de reclamo, y así continuó y continúa, como la Noche de furia en Río de Janeiro, y el descontento está en la calle, a pesar que la presidenta Dilma Rousseff aceptó buscar la salida, más al parecer no la encuentra... Ver más...